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July 13, 2022En San Juan del Río no hay túneles, pese a las leyendas sobre estos espacios de cantera que recorren la zona centro bajo las calles y casas de la ciudad, sin embargo se trata de una red de distribución de agua cuya importancia aún queda señalada en los vestigios del acueducto y la acequia.
Existe un registro desde al año 1590, cuando el mapa novohispano señalaba una acequia que iba por el pueblo, provenía del río para que pasara por enmedio del pueblo y volverse a encontrar con la rivera en las inmediaciones de lo que hoy se conoce como la zona de San Isidro.
Existe un registro desde al año 1590, cuando el mapa novohispano señalaba una acequia que iba por el pueblo, provenía del río para que pasara por enmedio del pueblo y volverse a encontrar con la rivera en las inmediaciones de lo que hoy se conoce como la zona de San Isidro.
En un recorrido insitu, es decir en el sitio, Ubaldo Neftalí Sáenz Bárcenas, fue el encargado de explicar a detalle el proceso histórico que el acueducto y el uso de las acequias se desarrollaron casi a la par, en la historia de San Juan del Río, y sus estructuras provienen de la zona de Guadalupe de las Peñas hasta la calle Hidalgo.
“Si la acequia aparece dibujada para 1590 tuvo que haber sido construida a partir de la conquista de 1531, digamos que unos 5 o 10 años en seguida y desde ahí su antigüedad”, agregó.
Desde la época del virreinato se refiere que San Juan del Río cuenta con agua potable de buena calidad, así existe la referencia en los relatos de los Españoles, donde además se calculaba un consumo promedio de 20 litros por persona; y que dicho líquido provenía de la zona de Las Peñitas a las fuentes del centro y era repartida por aguadores.
El trazo en el mapa viene de la parte del Fraccionamiento El Molino, La Viña, y cruza las calles de Allende hasta salir a Galeana, cruza por debajo de las casas y en la curva cruzaba Avenida Juárez y ahí había un pequeño puente de madera, sigue por debajo de las casas, cruza 27 de septiembre y Abasolo de forma paralela a 16 de Septiembre, Matamoros, hasta la esquina de Hidalgo y Rayón.
Cabe señalar que se dio un reciente hallazgo en esta esquina, debido a los trabajos de rehabilitación sobre la calle, se perforó con maquinaria y los trabajadores encontraron un presunto túnel, el cual no es más que parte de esta antigua acequia y posteriormente a realizar el registro fotográfico, se volvió a tapar para reactivar la vialidad de la zona.
“En hidalgo cuando estaban abriendo para cambiar el drenaje fue cuando abrieron y descubrieron un hoyo y le fueron rascando, tiene paredes de cantera y arriba tiene unas lajas muy grandes de cantera negra, también hay sedimento de arena”, detalló.
Existen partes de la acequia principalmente en los tramos de 16 de septiembre, donde cabe una persona de pie, pero otras tienen un metro de alto, sin embargo dicha variación depende de la ingeniería de los niveles para la fluidez del agua y existen fuente que permitían regar los campos, alimentar a los animales e incluso el consumo humano.
Al respecto existen personajes extranjeros que mediante crónicas contaban de su paso por San Juan del Río, relatos que entre 1836 y 1881, y que reflejan un importante grado de civilización en la población y recalcan la existencia de una pequeño acueducto.
La obra hidráulica, del acueducto y la primera fuente de agua que tuvo San Juan, que se ubicaba en el atrio del Templo del Sacro Monte, hoy conocido como el Jardín de la Familia y que con el paso del tiempo sólo se tienen dos rocas de cantera labrada cuya inscripción original dice:
“Se comenzó este acueducto el 16 de agosto de 1885 y se concluyó el 15 de marzo de 1886, recorre hasta la fuente del Santuario un trayecto de tres mil 153 metros y sus costo fue de 8 mil 527 pesos con 80 centavos, el maestro constructor fue Higinio Álvarez”, dio lectura.
En el año 1885, el ayuntamiento comenzó con las obras de introducción del agua potable y en marzo de ese año el gobernador Rafael Olvera, colocó la primera piedra de la cortina de la presa donde debería depositarse el agua que surtiría al pueblo, la presa llevó el nombre de San José y ubicada en la cañada denominada Lomo de Toro.
Tres años después en 1889, se expidió un reglamento para la venta y arrendamiento de mercedes de agua potable, donde se aclaraba el uso que se le debía de dar al acueducto para lograr llevar el agua; sin embargo de esta obra queda ya muy poco, sólo quedan ruinas pues muchas partes fueron destruidas porque alguna vez también tuvieron arcos.
“No fue tan grande como el de Querétaro pero tuvo arcos, e hipotéticamente pudieron haber estado por abajo de las Peñitas y salir hacia la carretera donde está una cañadita”, dijo.
Con el paso del tiempo, se le obligó a los gobiernos a construir el drenaje y quedó prohibido el uso de la acequia y fue clausurado desde el río; entonces la gente construyó sobre de ella y de acuerdo a los relatos de los túneles, conforman sólo una parte de la tradición oral con descripciones que van desde la colonia hasta nuestros días.
“Existe un testimonio de Don Lupe Trejo, que contaba que él encontró un túnel en la rivera del río, entre la presa Lomo de Toro y la ranchería Guadalupe de las Peñas, en donde la corriente hace ligera curva antes de llegar a la Huerta Grande y que con otros amigos penetraron un poco, pero por la humedad y oscuridad que había, optaron por regresar otro día llevando otros implementos, así pudieron entrar más de 50 metros en dirección al oriente; solo que su aventura se vio interrumpida porque encontraron completamente bloqueado aquello que parecía un túnel hecho a mano”, detalló.
En otro de los relatos se indica que el Padre Trejito había contado al señor cura, entonces Guillermo Romero, que él sabía de la existencia de los túneles mismos que habían servido como escondite de los vasos sagrados en la época de Saturnino Osornio, cuando el presidente Calles ordenó cerrar los templos.
Fue en 1492 cuando se determinó la construcción de las criptas, un espacio que hoy se encuentra bajo la Parroquia y en aquel tiempo se le denominaba el Templo del Sagrado Corazón, ya que el padre decidió aprovechar el espacio del presunto túnel que salía hacia el norte.
Finalmente Sáenz Bárcenas, detalló que muchas de las construcciones de la época revolucionaria se realizaron a fin de esconder algunos tesoros, no sólo de la iglesia, y descartó que se trataran de túneles ya que no tenían salida, sino que eran una especie de niño, que también se encuentran en la zona de la calle Pino Suárez.
Las leyendas son del dominio público pero no tienen un fundamento real como para decir que se trata de eso”, finalizó.
Información de Rotativo Querétaro